Una palabra, un gesto, quién sabe, tantos detalles que nos pueden llevar a estallar, a que ese botón se encienda y la tensión, los malos días o simplemente las palabras a destiempo afloren inundándolo todo.
Soy dura, según mi hermana de piedra, pero esta piedra lleva tantos golpes que con cada uno una esquirla se desprende, como un caparazón a destruir, pero tan bueno es liberarse de las ataduras como malo el dolor de ese trozo de ti que se desprende para que vivas.
Porque a veces, simplemente vivimos, pero olvidando respirar profundo, sintiéndonos carne y no sólo mentes programadas para sobrevivir.
P.D.: Ese dedo que hace derrumbarse toda tu entereza convirtiéndote en un puzzle a reconstruir.
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