Ese segundo en el cual te quedas en blanco, tu mente no reacciona, tus músculos se paralizan, tus ojos se pierden, y ni siquiera eres capaz de oír. Ese instante en el cual una Luz te encandila en los ojos, tu respiración salta el abismo, tu cerebro siente la descarga, tu corazón se colapsa. Ese soplo en el cual sonríes, sin miedo, descubriéndole, deteniéndote en sus matices, respirando, latiendo... Sintiendo esa vida en la cual se marca el principio y el fin, como en un libro cuando termina un cuento, y de repente, se inicia uno totalmente nuevo; esa vida que vuelve a ser tu protagonista, sí, la tuya, donde esa mirada y esa caricia, te han despertado del sueño. Y donde sin quererlo, has vuelto a florecer como los cerezos...
P.D.: Instantes que ojalá fueran eternos.
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