Tumbada en la cama comienza mi turno de noche, garabateando en el cuaderno de sueños, sin rumbo, sin sentido... Una luz tenue ilumina mis pensamientos, da luz a mis ojos cansados... Las noches se suceden una tras otra, entre sombras, entre una luna que me encadena a su eterna vigilia, entre unas estrellas que engalanan una profunda noche, un azabache cielo... Las horas pasan lentas, en silencio, con cada segundo un pensamiento, con cada minuto un susurro al viento, con cada hora un recuerdo, con cada noche... Lo mucho que te echo de menos...
P.D.: Cientos de kilómetros de distancia, y sin embargo, la noche nos acompaña en nuestra larga vigilia...
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