Sígueme... Esa es la palabra que tanto ansiabas; el susurro que una y otra vez, mi mente gritaba, pero mi boca silenciaba, hasta ese instante... Ese momento, entre miradas, entre sonrisas, entre tu mano y la mía... Sígueme... Entre esa eléctrica caricia que recorre mi espalda, entre tus labios saboreando mis labios, entre tus dientes devorando mi cuello, entre tu lengua lamiendo... Sígueme... Con tu cuerpo invadiendo el mío, con tus dedos construyendo caminos de fuego, con tus ojos descubriéndome de nuevo, con tu boca saciando tus deseos... Sígueme... Hasta ese cómplice rincón de nuestra perdición, hasta los confines de mi sexo, hasta cada uno de mis gemidos y jadeos, hasta esa embestida que nos deja sin aliento, hasta cada uno de los tirones que das a mi cabello... Sígueme... No solo por deseo ni anhelo, sino porque necesitas devorar, tocar, apretar, saborear, embestir, acariciar, lamer, aferrar, besar, sentir, susurrar, follar cada centímetro de mi cuerpo...
P.D.: Sígueme... Al fin y al cabo, es tu Imperio...
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