LLegó el día y con él, la dulce amargura de la despedida... El tener que olvidar tus besos y tus caricias, tus suspiros, tus gemidos, tus susurros y tus latidos... Comenzar a recordar cómo olvidarte, cómo vivir sin tu aliento y tu aroma, cómo soportar las noches sin tu calor, cómo caminar sin tu mano, cómo ver sin tus ojos... Sobrevivir cuando no soy más que la sombra del ser que un día creaste, cuando no soy más que el recuerdo olvidado en un rincón de tu alma...
P.D.: Qué difícil es recordar cómo se olvida, cuando ese recuerdo es imborrable...
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