Paseando de tu mano, voy conociendo las calles que te han visto crecer... Sonrisas, caricias, susurros, risas, palabras, con y sin sentido, que dan vida a cada momento vivido... Edificios, monumentos, casas, iglesias, tiendas, en definitiva, ladrillos y cemento que han cambiado al ritmo de tu mente y cuerpo... Ya no eres el niño que corría por esas calles, que saltaba entre los coches, que se ilusionaba con un futuro; ahora, eres el hombre que me aprieta la mano cuando recuerda esa niñez, eres el hombre que me sonríe recordando la inocencia y felicidad que sentía imaginando qué pasaría, eres el hombre que aun suspira al recorrer esas calles que le vieron crecer, agarrado de la mano de la mujer que deseaba tener...
P.D.: Tu mano, tu mirada, mi sonrisa, tu silencio... Las calles han sido testigos de este inolvidable paseo.
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