Desearía susurrar al viento tan fuerte, que ese susurro llegara a tu cuello, te envolviera, se amarrara a tu pelo, y con dulzura, entrara en tus oídos, te hiciera cosquillas, y con sigilo, se acunara en tu corazón, dando sosiego a tus suspiros... Mirarías al cielo, oscuro cual pantera, estrellado como nunca habías admirado, sonreirías, y justo en ese instante, un susurro de tus labios nacería... El viento le haría preso, viajaría miles de kilómetros, atravesaría montañas, ciudades, ríos; pero llegaría a su destino, erizando mi cuerpo, entrelazándose a mi cabello, sumergiéndose en mi ser, dando vida y paz a mi lamento... Así sería mi deseo, silencioso y a merced del viento, la razón de no dejar de susurrarte al viento...
P.D.: Cada suspiro, una carta enviada al viento... Cada susurro, una caricia recorriendo tu cuerpo...
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