Y no importarte nada más que salir corriendo tras de él... Así, hasta quedarte sin aliento, así, hasta que el corazón se te salga del pecho... Sentir cómo la lluvia te envuelve, te empapa, cómo confunde tus lágrimas, humedece tu sonrisa, cómo baila con tu pelo, roza tu piel, cómo recorre tu alma, te empuja hacia él... Girar la esquina y verle, allí, caminando, empapado, disfrutando de esa lluvia que tanto le gusta, que le camufla, que le permite perderse, desaparecer, que sin más, forma parte de él... Gritar su nombre, primero en un susurro, después entre suspiros, hasta romper el silencio de la lluvia con el más desgarrador gemido... De repente, su mirada, su sonrisa, sus gestos, su abrazo, sus besos, sus caricias, su aroma, su silencio, ese instante eterno...
P.D.: Y no importarte nada más que ese momento... Nuestro...
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