La noche bañaba las calles, la luz de la luna formaba brillantes sombras que nos iluminaban como focos en una pista de baile... Una sonrisa llevó a un beso, a una caricia... De ella, nació un susurro, surgió un Te quiero... Las calles nos guiaban como cómplices de nuestro encuentro... Tus ojos recorrieron mi cuerpo, mis suspiros dieron aliento a tu besos... Risas, caricias, me mordiste en el cuello... Tus pies creaban caminos de fuego que sin rumbo terminaron, en mi, y en mis deseos... Puesto que, finalmente, tus pasos cesaron para decirme... Bailamos mi cielo?
P.D.: ... Y yo respondí, por supuesto, mi...
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