que vuelvas, hace mucho que no nos vemos y la espera se ha hecho eterna. He decorado la casa con pequeñas velitas que a la vez han inundado todo de un dulce aroma a moras…
Yo, un baño caliente y un ligero aceite de magnolias, acompañado de un precioso conjunto de corsé con una braguita de fino encaje negro, todo adornado con unas medias que dibujan a la perfección mis piernas y un liguero que termina su caminar con un pequeño lacito. Mis cabellos sueltos, con su movimiento natural, pero marcando cada onda para que la armonía sea absoluta. Maquillaje suave y cinco gotitas de mi perfume repartidas por mi cuerpo.
Sigo observando a través de la ventana, la gente viene y va, y por fin, te veo girar la esquina, aun llevas el traje y el abrigo, vienes directo del trabajo. Me aparto de la ventana, mi nerviosismo va en aumento y mi respirar se acelera con cada centímetro que recorres hacía mi. Se oyen las llaves, la puerta se abre y se cierra tras de ti.
Ligeramente recostada en el sillón de la habitación siento cómo te vas acercando, mi cuerpo se estremece, se excita, hasta que al fin abres la puerta y sonríes.
- Ven aquí, mi niña.- me dices desde el otro lado del cuarto.
Sonrío y lentamente me acerco a ti, te abrazo por la cintura, hundo mi cara en tu pecho sintiendo cómo hueles mi pelo y jugueteas con él. Te quito el abrigo y la chaqueta, mientras comentas lo bonito que está todo, lo bonita que estoy yo… Te tumbas en la cama soltando un leve suspiro, me acurruco junto a ti y comienzo a acariciar los botones de tu camisa, soltando uno a uno mientras te observo.
Tú, acaricias mi escote y mi cuello con la yema de tus dedos, controlando mi respirar, aumentando mi excitación y con ella, la humedad de mi sexo que se va apoderando de él.
Te giras y continuas tu caminar por mis pechos, recorriendo el corsé hasta llegar al liguero, estiras de uno de los lacitos y de repente lo sueltas, un leve suspiro sale de mi y con él un beso en el muslo, y otro más arriba hasta que llegas a mis braguitas y sientes el calor y la humedad que desprende mi sexo; lo besas y con él un escalofrío que me recorre entera. Me miras, subes hasta mi, lames mis labios, yo busco los tuyos, pero acallas mi búsqueda poniendo tus dedos sobre mis labios y soltando un “sshhh”…
Te levantas, te desprendes de la corbata y te acercas a Nuestro cajón, sacas mis esposas de cuero rosa y dos pañuelos blancos. Te aproximas de nuevo a mi, me colocas las esposas en mis muñecas, con un pañuelo las atas a la cama y el otro me lo pones en los ojos, mientras me besas los ojos, la nariz, los labios, el cuello, hasta que comienzas con tus manos a acariciar mi cuerpo, cada vez con más fuerza.
Mis suspiros son cada vez más profundos y tus manos cada vez se acercan más y más a mi sexo, cuya humedad fluye por mis muslos… Llegas a mis piernas y las separas suavemente, noto tu piel rozándose con la mía y cómo tus dedos van colándose entre mis braguitas descubriendo cómo mi sexo chorrea con cada caricia o beso. Mientras unos dedos juguetean con mis labios y mi clítoris, otros dejan al descubierto por completo y al alcance de tu lengua mi sexo. Comienzas a lamer, luego chupar, morder, metiendo tu lengua y tus dedos hasta el fondo de mi coño, que está rendido a tus manos y tu boca… Mis gemidos se confunden con suspiros, con olas de calor que me recorren y con espasmos que frenas mordiéndome y volviendo a lamer… Estoy cerca del orgasmo, pero de repente, frenas, sabes que estoy a punto de correrme y Tú, solo has comenzado tu paseo por tus placeres y los míos. Acaricias mi sexo suavemente con la punta de los dedos notando cómo late y arde… Continuas tu recorrido por el liguero subiendo por el corsé y finalizando en mis labios, acaricias con tu dedo índice mis labios y te abres camino en mi boca, lamo tu dedo, lo chupo y saboreo mientras te acercas a mi oreja izquierda, susurrándome:
- ¿Cómo se pide, mi niña?
- Por favor – alcanzo a decir mientras tus dedos siguen jugando con mis labios.
- Por favor… ¿Qué? – dices.
- Por favor, cómeme, por favor, hazme el amor, por favor, fóllame…"
Me soplas suavemente en el oído y noto cómo te diriges de nuevo hacia mis piernas, mi instinto las hace cerrarse, el azote acaricia mi muslo como una pluma, vuelvo a abrirlas. Primero sueltas los lazos de la pierna izquierda, luego de la derecha quedando el liguero en un no saber qué será de él. Deslizas mis braguitas lentamente entre mis muslos hasta que quedan ligeramente posadas sobre la alfombra. De nuevo subes y colocas el liguero tal como estaba, acariciando mi piel con tus manos, con tus labios, sintiendo cómo observas mi respirar con tus profundos ojos azules que hoy no me dejas disfrutar… Siento tu piel desnuda sobre mí, y tu sexo firme rozando mi humedad, me muerdes el cuello mientras me coges con fuerza por la cintura y comienzas a llenarme de ti… Lentamente siento cómo tu polla entra en mí, me ahoga en un profundo gemido de placer en el cual Tú me das aliento; sigues hasta el fondo, sales, y de nuevo vuelves esta vez consiguiendo con tu embestida que mi espalda se arquee y me suspendas en el aire durante unos segundos cual burbuja navegando en el aire. Esta vez el gemido se oye en todos los rincones de la casa, esta vez una ola de calor inunda mi cuerpo, desde mi sexo hasta la punta de mis dedos que intentan aferrarse al pañuelo que mantiene inmóviles mis manos. Comienzas a follarme lentamente, cada vez con más fuerza en cada embestida, hasta el fondo de mí ser como tanto me gusta, y como tanto sabes que me hace perder la razón.
Con cada movimiento un gemido, Tuyo o mío, eso da igual, me heces Tuya cada vez que siento tu polla crecer dentro de mí, más y más, sintiendo cómo mi sexo chorrea sin control y la humedad se apodera de mis muslos y mi culo. Bajas el ritmo, me besas, me muerdes el labio y sales de mí. Suavemente me coges entre tus manos y me pones a cuatro patas, te aferras a mi cuerpo acariciando mi espalda, soltando entre caricias y roces el negro lazo que sostiene el corsé… Noto como tu sexo roza mi clítoris y mis gemidos vuelven; otro azote esta vez en mi nalga derecha calma mi excitación y con él, un segundo acompañado de tu sexo follándome de nuevo, esta vez cabalgas sobre mí, frenas, vuelves a penetrarme lentamente, sales, vuelves y así un sinfín de embestidas que me hacen sentir cómo el placer se adueña de mí, y no deja paso a la razón. Aumentar el ritmo, cada vez más rápido, el corsé cae preso de la gravedad sobre las sábanas y te aferras con fuerza a mis pechos, presionándolos, pellizcando mis pezones y sintiendo un dulce dolor que solo Tú eres capaz de crear en mí. Sin dejar de penetrarme me coges del cuello y liberas mis ojos de la oscuridad, sujetas con fuerza mis cabellos negros como la noche y me susurras que me deseas, que te encanta comerme, lamerme, follarme, que cada suspiro, gemido y centímetro de mi piel es Tuyo.
- Solo Tuyo – consigo susurrar entre gemidos.
Me abrazas con decisión y me follas con firmeza, con dulzura con cada poro de tu piel, hasta que al fin, nos fundimos en un solo gemido roto por el orgasmo que nos deja en un sin sentido, sin dejar de moverte, notando como tu leche me inunda y se abre paso entre mis muslos, sintiendo cómo el calor de tus manos y el fuego de tus besos me quema, cómo mi risa inunda mi cuerpo, cómo tu risa susurra “ahí está la risa de mi niña”, cómo susurro “es Tuya, mi Amor”. Entre la dulce locura liberas mis manos, y con ellas me aferro a tu cuerpo. Te tumbas en la cama y dejas frente a mis ojos tu desnudez, tu sexo, todavía erecto y el calor que emana cada poro de tu piel brillante. Te acaricio, te lamo, te beso, y recorro tu cuerpo hasta llegar a tu polla, la beso, la chupo, la cojo entre mis manos, y comienzo a juguetear con ella, “insaciable” dices entre suspiros, te como, te lamo, te muerdo, chupo tu glande con firmeza, y con ello, tus gemidos son cada vez más fuertes, te sujeto el culo con mis manos mientras hundo hasta el fondo de mi boca tu polla, que vuelve a estar dura y firme. Mi sexo vuelve a chorrear, construyendo tu corrida y mi humedad un río entre mis muslos.
Te miro y observo como tu respiración aumenta y con dulce malicia, comienzo a chupar con más rapidez, a lamer con toda mi lengua tú miembro y tus huevos, darle chupones, jugar con la punta de mi lengua con ellos, subir hasta tu glande y saborearlo, deleitarme con él, hasta que ya no puedes más y comienzo a chupar y lamer con fuerza, sabiendo que estas cerca de explotar, y yo sigo, sin pausa, con mis manos, con mi boca, con mi lengua, disfrutando de tu placer, y sintiendo como me voy abandonando a un segundo orgasmo con solo tu placer. Sentir cómo tu polla explota, tus gemidos estallan, y mis dedos, mi boca y mis pechos se llenan de tu leche. No dejas que termine de lamerte, te incorporas y me coges entre tus brazos, me besas y me dices que ese corsé es muy peligroso, mientras saco un caramelo de limón que te entrego con mi lengua…
Las velas se han consumido, la oscuridad se apodera de la habitación mientras el aroma a moras se mezcla con los aromas de la pasión.
P.D.: Me encanta cada momento vivido, cada momento soñado, cada momento imaginado contigo, porque por encima de todos ellos, estás Tú... TQHE
Esto es sencillamente perfecto
ResponderEliminarUffff... (no digo más)
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