Hace unos días que las nubes se apoderaron de mi cielo, el día despierta entre brumas, el sol lucha por vencerlas y adueñarse de los cielos, pero no hay manera, definitivamente, ellas han ganado la partida. Por la noche más de lo mismo, pero en ese caso es mi querida luna, ella que estos días está en pleno crecimiento, con su sonrisa que cada vez es más grande y alegre, se ve cubierta por nubes naranjas que anuncian lluvia, esa que tanto me gusta, me calma, me sosiega, pero que ahora ni verla me haría sonreir... Creo que se han dado cuenta de algo, no hace falta llover, ya estoy yo para eso; la melancolía de la que hablaba hace unos días, sigue ahí, se ha apoderado de mi alma, me duele hasta el pensarlo, pero en este momento tengo que ser fuerte, muy fuerte, aunque las fuerzas me flaquean como mi rodilla. Me he autoimpuesto el pasear más, el dormir más, el hacer los ejercicios mejor, el ballet con más entrega, pero me cuesta, tanto, que por un segundo me encantaría perderme en esas nubes de algodón que me rodean, dejarme llevar por ellas, seguro que me llevarían al mar, seguro que mi alma encontraría paz...
Solo hay una cosa que me da aliento, que me ayuda a cicatrizar, es una canción, Clair de lune de Debussy... Cada tecla es un algodón, una puntada de hilo, gasas; cada sonido es una caricia en mi alma, creo que sin ella, vería las nubes negras en vez de grises, mi alma estaría como aquel manantial de sangre, ahora sangra a veces, los recuerdos son más dificiles de olvidar...
P.D.: Es simple en su construcción, como el alma misma, pero hermosa eternamente.
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