Hay que ver con qué poco se hace feliz a un niño, agua, jabón y pulmones para soplar, eso sí, una tata dispuesta a soplar y soplar jajajjaja, claro está. Ha sido un lío de gritos, saltos, corridas a un lado para otro, risas, llantos (en todo cumpleaños hay llantos), pero sin duda, como se me han echado encima cuando me he puesto a partir la tarta con el correspondiente "quién quiere tarta de Gormiti??", imaginaros, "yo, yo, yo, yo, yo...", todos querian la cara, jajajjaja, menos mal que suelo ser contundente al hablar y a la vez, darle un punto de humor a todo, sino me comen a miiii jajajja.
Lo dicho, precioso día lluvioso, como debe ser en los últimos coletazos del invierno, cumpleaños perfecto, y Tata haciendo pompas y repartiendo tarta por todos lados... Al final, ha sido un bonito día.
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