Brillaban sin más... Como dos luceros, como dos estrellas en el firmamento... Así eran sus ojos, azules como el cielo... Miraban con sorpresa, alegría, con descubrimiento, como el niño que era, como el niño que no se cansaba de explorar, curiosear, y conocer el mundo que le esperaba... Esos ojos grandes, profundos, te iluminaban sin más, era una sensación tan dulce, tierna, libre, que daban ganas de abrazarle, protegerle, y acompañarle en su largo caminar... Esos ojos, del niño que fue, del niño que ya adulto, quería volver a su niñez... Esos ojos, azules como el cielo, brillantes como la estrella más grande del firmamento... Esos ojos, de ese niño ya adulto, que me miraban con ternura, amor, y deseo; y que solo querían una cosa... Volver a ser niño, para no sentir el dolor ni el recuerdo...
P.D.: Sus ojos seguirán su camino...
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