El Silencio es el Verdadero Lenguaje de las Almas

El Silencio es el Verdadero Lenguaje de las Almas

jueves, 19 de enero de 2012

Te prometí...

Llevaban quedando desde que se conocieron... "Tengo que ir", "nos veremos", "Voy a ir... Pronto"... Así, un sin fin de veces, así, mas nunca llegaba ese momento... Con el tiempo, habían sucedido muchas cosas, buenas y malas, la distancia que los separaba, se había hecho más grande, dejando un vacío, que solo se rompía, por ese hilo fino, casi invisible, que siempre los uniría...

Aquella mañana el día despertó soleado, pero ella nublada, llevaba días inquieta, malhumorada, triste, pensando y pensando, en él, en su dolor, en su pesar, en sus noches sin dormir, de ambos, en la distancia que los separaba, que bien mirado no era tanta, en las promesas, en las palabras, en los silencios, y sin más, se levantó...



No le dijo nada, simplemente, partió hacia allí, sabía que el hacerlo así a él, no le gustaría, y ella, aún sabiendo que se molestaría, no pensó, solo actuó y avanzó... El camino fue largo, pero soleado, atravesando montañas, atravesando pensamientos, miedos, pero manteniendo la esperanza y la ilusión, de que en el fondo, hacía lo correcto...

Pronto llegó el mediodía, y con él la ciudad de él, brillante, con sabor a mar, con su brisa, con su ruido, había estado solo una vez allí, y la oscuridad de la noche le impidió contemplar la cuidad así... Comió, pensando en cómo le diría que estaba allí, tal vez un sms, una llamada, aunque seguro que no se lo cogería, cómo hacerlo y no crearle a él, susto... Así pasó el mediodía y la tarde comenzó a devorarle horas al día, el sol se perdía entre las calles, entre los árboles, y poco a poco, se hundía en un mar en calma, que nada tenía que ver con ella... Un mar de nervios, se habría equivocado? Debería volver sin decir nada? Hacer como que no había estado? Tic tac, tic tac, el tiempo pasaba y su cuerpo que ya no era un mar de nervios, sino nervios, se decidió... Puso rumbo a su casa, aparcó cerca, quería recorrer los últimos metros paseando, intentando relajarse, palabra que tantas veces le había susurrado él, aunque era más fácil pensarlo que hacerlo, tenía toda una cuadrilla de operarios en su estómago, con martillos, taladradoras, hasta grúas, a pleno rendimiento... Pero aún así, sacó el móvil de su bolsillo y escribió...

"Hola, llevo rato pensando, dándole vueltas, en cómo decírtelo... Pero no encuentro la forma sin pensar que gruñirás... Estoy aquí"

Lo miró, lo leyó varias veces, pensó que no era el mejor sms, pero tenía que mandarlo y lo envió... En unos segundos, el mensaje de llegada, los operarios del estómago ya no daban tregua, parecía que las grúas chocaban unas con otras, un caos, un canturreo, una mirada a todas partes y a ninguna, un nuevo canturreo... Si él estuviera delante le diría que no cantase, que se relajase, como no, que estaba loca, sí mucho, respondería ella en susurros, pero la respuesta no llegaba, "pum pum pum pum", el corazón a punto de pedir la baja; y de repente, "bit", las grúas se hundieron, chocaron, un desastre...

"Ehh??"

"Sólo un ehh??, pero qué respuesta es esa?", pensó mientras intentaba recomponer la cuadrilla de operarios que había desaparecido entre el amasijo de hierros... "Un ehh", se volvió a repetir y un largo suspiro salió de sus labios, pareció eterno, qué iba a responderle ahora, tocaba llamarle? El miedo la invadió, la bloqueó, por un segundo pensó en salir corriendo de allí, huir... Pero justo en ese momento, entre el me pierdo y aquí no ha pasado nada... Apareció... Unos vaqueros, un jersey azul oscuro, una mirada desaprobatoria, una medio sonrisa, y unas intenciones de... "Te voy a matar"... Así apareció, conforme se acercaba, ella se hacía más y más pequeña, ese momento, ese instante, del que tantas veces habían hablado, en el que tanto ella había pensado, al fin, se había hecho realidad... Las grúas volvieron a su actividad, y los martillos, y un grupo de caballos salvajes, y la escena de "El Rey León", cuando presentaban a Simba, sin duda ella estaba nerviosa, o lo siguiente...

Un "ejem" rompió el silencio, él terminó de acercarse, sus rodillas eran de mantequilla, su mano fría, helada se acercó a su barbilla, se la levantó y con una sonrisa, le susurró:

"Estás loca"

Ella asintió con la cabeza, sus ojos se volvieron a perder entre su pelo azabache, luchando contra sus palabras, contra sus pensamientos, buscando la forma de conseguir hablar, aunque fuera un susurro... Consiguió coger fuerzas, quitarse el candado de la boca, y mirarle a los ojos:

"Sí, mucho, lo estoy... Sabes, bueno, sí, lo sabes, mmmm que llevo tiempo preocupada, y que cuando nos conocimos te prometí una cosa, y que puede que me mates, pero tenía que hacerlo..."

El silencio invadió los veinte centímetros que les separaban, su mirada fue torciéndose, hasta perderse en la nada... Nunca pensó que sería él, él, quien apartase la mirada primero, pero así fue, y ella entre el asombro, solo dijo:

"Eres consciente de que me dueles? De que cada latigazo que siente tu alma, la mía también la siente? Que me da igual lo que haya pasado, eres mi amigo antes que nada, eres parte de mi desde el día que me dijiste Hola, por primera vez... Me importas!"

En ese momento, deseó que la tierra la tragara, acababa de decir algo, algo que había dicho muchas veces, que había escrito muchas más, pero que nunca le había dicho a él a la cara...

"Te prometí..."

No terminó la frase, él volvió a mirarla a los ojos, esta vez, entre alegría, pena, oxígeno... Y un abrazo los fundió... Eterno, como ella le había prometido tiempo atrás, como él bien sabía que necesitaba, anhelaba... El tiempo se paró, sin más, dejando que ese abrazo devolviera el aliento, ayudara a respirar...

A aquel abrazo le siguieron una sonrisa, palabras, secretos, más abrazos, lágrimas, un sofá, conversaciones hasta el amanecer... Pero sobre todo una cosa, Silencio, porque con él, a ellos les bastaba para decírselo todo... Sin decir nada.

P.D.: Días buenos, días malos, estoy ahí... Sempre... Y sí, yo soy más dulce :))

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